“Ese día, Rubén miró el lago y empezó a hacer cálculos. Si el terraplén se rompía, el agua se nivelaría a cuarenta metros de su casa. Mejor no correr riesgos. Metió en la camioneta ropa, una heladera, el televisor. Subió a su hija de un año y a su mujer de entonces. Y se fue a Carhué con sus padres, a su dormitorio de soltero”, se puede leer en “El agua mala, Crónicas de Epecuén y las casas hundidas”, de Josefina Licitra, que la autora presentará el miércoles en el Virla, en Tucumán. Imposible no pensar, cuando se alude al flamante libro de la periodista platense, en las recientes inundaciones en provincia de Buenos Aires. De hecho, en un cuestionario al que ella responde entre aeropuerto y aeropuerto (esta semana le ha tocado a Ecuador), Licitra afirma que “las tragedias naturales no existen”.Y que un libro - o decenas- no pueden cambiar lo que debería ser cambiado con políticas de gobierno, con gestión.

- Tu libro “Agua mala”, sobre Epecuén, el pueblo hundido en 1985, nos remite a las inundaciones recientes en provincia de Buenos Aires. ¿Qué pensás de esa “casualidad”? ¿Sirve la crónica para enfatizar lo que debería cambiar?

- Lo primero que pienso es que, claro, no es casualidad. A esta altura, las tragedias “naturales” no existen: son tragedias sociales y políticas, con responsabilidades sociales y políticas. En ese sentido, y relacionándolo con en El Agua Mala, sólo puedo decir que lamentablemente el libro tiene y tendrá una actualidad pasmosa. Porque un libro puede servir para poner a la vista un estado de cosas, pero eso no alcanza ni remotamente para cambiar el mundo. Por el contrario, creo que los libros sirven para que veamos en qué medida, salvo por algunas conquistas sociales aisladas, el mundo no cambia demasiado. Pueden salir miles de libros sobre territorios inundados, pero si no hay decisión política de hacer todas las obras hidráulicas que hagan falta, no hay posibilidad de mejora.

-¿ Por qué pensás que tantos periodistas jovenes están adoptando la crónica?

- Creo que los periodistas que se dedican a la gráfica ven en la crónica una posibilidad investigativa y expresiva que no encuentran en los espacios dados por el periodismo más urgente, que por razones de tiempo y espacio, y también por un interés deliberado de las empresas periodísticas, trabaja de un modo más superficial. El resultado es un producto que va en desmedro no sólo del lector sino también de los periodistas, que empiezan a cansarse de sus trabajos y buscan en la crónica, sospecho, un espacio de reconciliación con el oficio, con eso que querían ser cuando soñaban con ser periodistas.

- ¿A qué atribuís el reverdecer de la crónica en los últimos 15 años? Era un género clásico, pero estaba adormecido.

- Me parece que el crecimiento de Internet y de esa especie de “híper Internet” que es Twitter que se dio en los últimos quince años, hizo que el periodismo gráfico perdiera definitivamente todas las batallas vinculadas a la velocidad: Internet siempre llega antes. Por lo tanto, la única batalla que se puede librar y ganar está en la profundidad, y es ahí cuando la crónica tiene algo que hacer y algo para decir. Creo que creció por eso, y también -aunque no sé si esto no irá en primer lugar- por el impulso definitivo que le dio a la crónica la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano fundada y dirigida por Gabriel García Márquez hasta el último de sus días. La FNPI viene impulsando desde hace varios años el periodismo de calidad en Iberoamérica.

- ¿Por qué elegís el registro de crónica para escribir, y no otro?

- Escribo crónica porque es lo que necesito hacer para seguir relacionada en buenos términos con mi trabajo. Para no perder las ganas de hacer esto. Durante muchos años hice periodismo más urgente en diarios y revistas semanales, pero a esta altura lo que puede sostenerme en el periodismo es la posibilidad de trabajar un tema en profundidad y con cierta ambición estética. Por otro lado, estas condiciones también se pueden dar en la escritura de una novela. Pero por el momento lo que tengo para decir exige el registro dado por la no ficción.

- ¿ Cómo te llegan los temas?

- En general, leyendo los diarios. Acá nadie descubre nada: los temas que trabaja la crónica en buena medida ya aparecieron antes en algún medio, pero recibieron un tratamiento menor. Lo que uno trata de hacer es retomar ese dato y trabajarlo para darle profundidad y transformarlo en una historia.

En clave de crónica

El miércoles, entrevista pública en el Virla

El miércoles, a las 20.30, en el Virla, Irene Benito y Guillermo Monti harán una entrevista pública con Josefina Licitra, la autora de “El agua mala. Crónica de Epecuén y las casas hundidas,”.  También se anuncia un show de Acoplase, el grupo de copleras tucumanas, y una mesa con publicaciones de autores locales; títulos de la colección de Culiquitaca ediciones y la antología Crónicas de acá, de Tucumán Zeta, así como revistas culturales del medio. Luego, el jueves y el viernes, Licitra (quien es maestra invitada en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano) dictará el seminario “Crónicas con estilo” para 40 asistentes. Se trata de la primera experiencia de docencia en la provincia de la narradora y periodista. Todas las actividades son organizadas por DIXI (He dicho) en colaboración con el Centro Cultural Virla de la UNT.